Dios ha declarado cielos abiertos sobre ti y en tu vida. No temas, Él está contigo. Alégrate y regocíjate por esto; alábalo y adoralo con alegría y gratitud.
Cuán asombrosas son sus obras, y nuestra alma lo reconoce plenamente. Dios nos ama incondicionalmente, como se menciona en 1 Corintios 13:4-7:
"El amor es sufrido, es benigno; el amor no envidia, no se jacta, no se envanece, no hace nada indebido, no busca su propio interés, no se irrita, no guarda rencor; no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta." Así nos ama Dios.
Mujer, cuida tus palabras y tus pensamientos. No subestimes tu capacidad, ni hables a la ligera sobre lo que no puedes lograr o que los años te han pasado. Una multitud de excusas no te define. Dios te ha dotado con dones y talentos; no los sepultes. Sabes en qué eres buena y en qué destacas, ya sea cocinar, repostería, diseño, manualidades, artes, música, canto, comunicación, escritura, enseñanza, finanzas, nutrición, medicina, ciencia, estudio bíblico, y mucho más.
Mujer, activa esos dones y talentos sin temor. El grandioso Dios está contigo y en ti, y siempre lo estará. El Gran Yo Soy es tu maestro y tu mayor admirador. Amén.
Vamos a hacer una oración:
"Señor, enséñame a amar como tu me amas. Elimina todo orgullo arraigado en lo más profundo de mi corazón. Transforma mi ser para ser más como tú cada día. Activa en mí la luz que irradian mis talentos y dones, y permíteme llevar tu nombre en alto, comenzando en mi hogar, con mi familia, y extendiéndolo hacia afuera. En el nombre de Jesús, Amén."